Por Arturo Hernández Cordero
La última semana, en el marco de la conmemoración del mes del “orgullo LGBT”, distintas figuras políticas de relevancia nacional se han posicionado en torno a las tendencias progresistas de la nueva izquierda internacional.
Prácticamente la totalidad de la clase política mexicana manifestó su apoyo a diversidad sexual e hizo hincapié en la necesidad de, no solo respetar las preferencias ajenas (como idealmente debería ser), sino en celebrar dichas preferencias.
Incluso los políticos de Acción Nacional manifestaron su apoyo, a excepción de una de sus representantes con mayor proyección a nivel nacional: la Senadora Lilly Téllez.
Lilly Téllez, fiel al estilo transgresor que le ha dado notoriedad política, se atrevió a cuestionar por medio de las redes sociales, uno de los puntos de la agenda ideológica del Lobby LGBT: el llamado “lenguaje inclusivo”, pues el día 24 de junio, la Senadora señaló que la palabra “todes” era incorrecta e instó a sus seguidores a hacer un uso correcto del idioma.
Dicha postura generó que ciertos colectivos, medios y personalidades (supuestamente comprometidos con la tolerancia), arremetieran en contra de Téllez y la señalaran de ser la representante de la “Ultraderecha mexicana”, pero ¿existe una ultraderecha en México?.
Pues bien, el término “ultraderecha” es usado para referirse a aquellas posturas extremistas de partidos o figuras políticas de corte conservador. Un partido como el PAN, que en incontables ocasiones ha ido en contra de su doctrina política y que incluso a día de hoy, se encuentra posicionando a una precandidata de tendencias izquierdistas como Xóchitl Gálvez, no puede considerarse de derecha. En cuanto a Lilly Téllez, sus “posturas de ultraderecha” radican en rehusarse a celebrar lo que se supone deberían ser preferencias personales y cuestionar la alteración de la morfología del castellano por mera imposición ideológica.
En México a día de hoy no existen partidos o políticos de peso que puedan considerarse de derecha.
No obstante, si existen minorías afines a la izquierda progresista profundamente intolerantes e incapaces de concebir cualquier postura, que no sea compatible con sus preceptos ideológicos.