El próximo fin de semana el partido Morena celebra un encuentro con sus militantes y simpatizantes en la ciudad de Pachuca. A este evento, acude la recién electa dirigencia nacional con Luisa María Alcalde en su calidad de presidenta nacional y Andrés Manuel López Beltrán, como secretario de organización, entre otros.

Cabe resaltar que una vez concluido el proceso electoral próximo pasado, los partidos políticos se están reorganizando para hacer un balance sobre los resultados obtenidos en dicho compromiso comicial.

No hay duda, a juzgar por los datos, que los morenistas tienen el escenario más favorable por la cantidad de votos que respalda su proyecto político. Ahí los saldos son positivos y el corte de caja que realizan actualmente, tiene que ver con ajustar algunas estrategias.

No obstante, los otros institutos políticos tendrán que realizar una cirugía mayor. Incluso, ya hay voces del PRI y el PAN, que dan por terminada su alianza electoral que no obtuvo el respaldo popular que buscaban.

Aquel pragmatismo que caracterizo esa coalición, dejó totalmente desamparado al PRD que perdió el registro nacional por subirse en esa equivocada lógica, de atacar todo lo que tuviera que ver con López Obrador. A la postre, aquella estrategia probó su ineficiencia para todo el bloque opositor.

El PRI, por su lado, se encuentra en una postura de atrincherarse con la dirigencia que tiene actualmente. No hay movilidad en sus cúpulas y lo único que han hecho al respecto, es señalar a todos los que indirecta o directamente faltaron a su lealtad partidista para expulsarlos.

Eso no es una solución de fondo si lo que buscan es presentarse como una opción viable para ejercer el poder político. Al parecer se vuelven a equivocar, porque los disidentes dentro de sus filas reclaman un cambio de timón, encontrando como respuesta una continuidad de su dirigencia que no acepta críticas.

Por el lado del PAN, existe una convicción de reagruparse y ser la verdadera opción conservadora del país. Porque en el anterior compromiso electoral, perdieron identidad y no pudieron ser una opción competitiva que se ganara la confianza de los que no se sentían representados por Morena.

Cabe destacar que su caso parece menos complejo. No perdieron el registro, no hay absolutismo en su dirigencia, hay voces muy comprometidas con los colores, en fin. Los blanquiazules viven una crisis compleja, pero podrán salir avante por su tradición y antigüedad en el sistema de partidos de México. Aunado a lo anterior, su base social todavía se mantiene firme en el bajío mexicano donde gobiernan y mantienen altos niveles de aceptación.

El caso que se debe destacar es el del Partido Movimiento Ciudadano que bajo el discurso de la tercera vía ha tenido avances muy significativos. Cada vez obtiene más votos y parece que el voto joven se siente cautivado por sus propuestas descafeinadas y poco convencionales en la política nacional. Esa desmitificación le ha ayudado a tener atención y apoyo ciudadano.

No obstante, ninguno de los anteriores partidos, mantiene tan viva la atención de sus militantes y simpatizantes y ninguna dirigencia anda recorriendo el país como los guindas. En el trabajo interno, parece que Morena está tomando mucha ventaja, aunque también vale decir que este partido tiene una base indisciplinada y poco institucional.

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