¿Qué hizo mal Ricardo Monreal? ¿En qué momento dejó de ser una pieza clave en el proyecto morenista? ¿Quién se encargó de ponerle tantos obstáculos a sus aspiraciones? Desde hace unos meses los entendidos de la política se hacen estas preguntas.
Hay que partir de una realidad: todos los políticos tienen buenos y malos momentos; no obstante, desde hace meses los derroteros de Monreal no auguran nada alentador. Incluso diría que los días más complicados están por venir.
Y es que hace poco, el Presidente de la Junta de Coordinación Política del Senado, estuvo en tierras hidalguenses donde se desataron las fobias y filias.
Todo inició cuando el oriundo de Zacatecas tomó la palabra en el marco del primer informe de actividades del senador Navor Rojas; ahí el juicio popular se hizo presente a través de la rechifla y el abucheo como señal de descontento por su reciente actuar.
Hay que recordar que los reclamos son el “pan de cada día” de los políticos, pero los más experimentados son capaces de sacar provecho de esa situación incómoda y utilizar los elementos de la buena retórica (Monreal es un experto en eso), para salir avante de los descalificativos.
Pero lejos de eso, el irritado senador levantó la voz y señaló a quienes lo pretendían interrumpir. Acción similar a pretender apagar el fuego con gasolina. Para su propia desgracia, aquello alimentó aún más los ánimos del graderío.
Este mal momento refleja una suma de desavenencias. Una de ellas es el supuesto de que Monreal tiene cercanía política con actores no identificados con la 4T, para solidificar su aspiración presidencial. Esto no es bien visto por los seguidores del presidente López Obrador.
Aunado a lo anterior, a Monreal también se le adjudica el mal resultado que tuvo su partido en la CDMX en la elección del 2021. Incluso fue señalado de “operar en contra” de los guindas, con tal de mantener el control en algunas demarcaciones específicas, como Cuauhtémoc y otras de gran peso político para la capital del país.
También sus discursos se han alejado de la recomendada cortesía. Ahora notamos a un político de formas bruscas cuando la mejor versión de Monreal, está ligada con el parlamentario que debate con argumento y tono pausado.
El punto es que la distancia entre las huestes morenistas y el aspirante a suceder a López Obrador es abismal. Ante este escenario, los otros competidores (Claudia Sheinbaum, Marcelo Ebrard y Adán Augusto López) parecen gozar de su mejor momento.
No solo eso, su exposición es cada vez más pública en eventos de miles de personas, quienes vitorean sus nombres y se decantan desde ahora en favor de una u otro opción. Muy alejado de este este beneficio, Monreal se ha atrincherado en el Senado de la República, tratando de hacer acuerdos con amigos y enemigos de morena.
Esta historia no puede tener un final feliz. Un rompimiento entre este personaje y su propio partido parece ya un hecho. Pero tampoco hay que destacar el olfato de Monreal. Como pocos, el ex coordinador de campaña del hoy mandatario nacional, sabe que las condiciones no le son propicias fuera del partido guinda. Hay que esperar el desenlace sin olvidar que el presidente de la JUCOPO llegó hasta ahí, gracias a un acuerdo político. No sería raro que una nueva negociación vuelva a mantener con vida a Monreal dentro del movimiento que el mismo fundó.
Sin embargo, los códigos marcan que los indisciplinados no llegan muy lejos. Y menos, cuando no cuentan con la gracia del presidente. Cuestión que ahora se conjuga en contra del actual gobernador de Zacatecas (David Monreal), quien hoy es el mandatario peor evaluado del país.