Desde el pasado domingo el partido político más ganador de México, abrió la convocatoria para participar en el proceso de selección de diputados locales y presidentes municipales para la elección de 2024.
Dicho mecanismo se ha vuelto un verdadero festín en términos de participación. Lo anterior, porque este partido político ha instrumentado algunas novedades en la asignación de candidaturas, por ejemplo, la tómbola donde el azar juega un papel en la denominación de algunos espacios.
Ante estos escenarios lo que tenemos actualmente es una revitalización de la vida pública en el mejor de los casos. O quizá, una apuesta a participar con solo la posibilidad de que la suerte esté del lado de los interesados.
Sea como sea, lo que está de por medio es un involucramiento –a veces desmedido– por ser aspirante a un cargo de elección con el solo hecho de cumplir unos sencillos requisitos. En estricto sentido, Morena impulsa una democracia participativa en vez de una representativa.
En esta vorágine de opciones la oposición (PRI, PAN y PRD) también juega su propio juego. Ellos capitalizan todas las voces que están en contra del proyecto del presidente López Obrador. El descontento que existe con la actual administración pasa por sus filas en forma de fobia desmedida.
De esta manera, todo lo que sea en contra de la llamada 4T, es bienvenido para esos que carecen de fortalezas propias. Su filosofía es capitalizar a los críticos de los que ahora gobiernan. El punto es que probablemente eso no alcance para ganar muchos espacios de poder. Y menos la presidencia de la república.
Por otro lado, el partido naranja juega a rescatar todo lo que venga a sus filas. Ahí saben que su papel de partido bisagra es muy conveniente en un escenario polarizado. Ellos solo abren la puerta a quienes no encuentran espacios en las opciones antes mencionadas.
De tal suerte que la aritmética electoral se convierte en un tablero de fácil lectura. Hay seguidores de la 4T, adversarios de aquel movimiento y todos los demás.
Ahora, los candidatos a la presidencia jugarán un papel determinante en las tendencias. Al parecer se perfila una candidata como ganadora (Claudia Sheinbaum), otra candidata que puede crecer en la campaña, pero no tiene ninguna posibilidad de ganar (Xóchitl Gálvez) y un tercer participante que tiene un amplio margen para ser creativo y sorprender a sus competidoras.
Ante estas posibilidades, lo real es que se avecina un año de mucha intensidad política. Habrá acomodo de piezas y quizá los elementos nuevos tiene que ver con algunas cuestiones que hasta la fecha nadie sabe.
¿Con cuánto margen ganará Claudia Sheinbaum? ¿Morena tendrá mayoría calificada en el congreso federal? ¿quién quedará en segundo lugar en la contienda presidencial? ¿Qué responsabilidad tendrá Marcelo Ebrard en la próxima administración? ¿Qué hará López Obrador en su retiro de la vida pública? Muchos de estos cuestionamientos solo podrán ser conocidos después del primer domingo del mes de junio cuando los mexicanos definan con su voto el rumbo de la nación