Ana María Herrera González, profesora investigadora del Instituto de Ciencias Básicas de Ingeniería, de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH), junto con la doctora Alejandra Alicia Peláez Cid, de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), logró la patente del método para obtener materiales adsorbentes (sólido que tiene la capacidad de retener sobre su superficie un componente presente en corrientes líquidas o gaseosas) a partir del tallo del brócoli, con la que se podrían sanear aguas residuales, principalmente del ramo textil y metalúrgico.
La doctora Herrera, explicó que es una patente que logró en colaboración con la BUAP, específicamente con Peláez Cid, con la que trabaja, de manera conjunta, desde el año 2003, tiempo que el que han generado diferentes tipos de carbones activados y materiales compuestos a base de carbones activados y polielectrolitos.
Comentó que la patente surge porque el carbón de tallo de brócoli, es el mejor adsorbente que han obtenido a partir de desechos de origen vegetal y aclaró que no se utiliza la flor, que es lo que se come de este vegetal.
Del tallo, dijo, se obtiene carbón activado. “Se hace la activación con ácido fosfórico, se calcina y después se obtiene este adsorbente poroso y alcanza remociones del 100 por ciento de colorantes textiles en aguas residuales, que es lo relevante del trabajo”.
“A base de este carbón activado, no sólo se recuperan colorantes textiles, también recupera otro tipo de contaminantes que lleva el agua textil, cuando tiñen la tela se utilizan aditivos para fijar el color, entonces, no solo recupera el colorante, sino casi todo el material, mejorando la calidad del agua, es decir, se baja la demanda química de oxígeno, baja el PH, la conductividad, disminuye la turbidez, tiene muchas ventajas este carbón activado, precisamente por el alta área superficial que es arriba de mil 200 metros cuadrados por gramo, esto lo hace un adsorbente que no solamente sea selectivo hacia los colorantes, sino a todo lo que desecha la industria textil para fijar el color”, detalló.
Agregó que este carbón activado también sirve para el agua residual de la industria minera, porque puede adsorber metales, pero puntualizó que esto aún no se ha publicado; sin embargo, asegura que el carbón es muy versátil. “Tiene diferentes tamaños de poro, lo cual hace que se adsorban moléculas de alto peso molecular, como los colorantes o moléculas de menor tamaño, como iones metálicos”.
“Estamos haciendo más estudios para ver si este carbón recupera lípidos, analizar sólidos suspendidos y ver hasta qué cantidad logra adsorberlos, aunque es un hecho que adsorbe metales y en breve estaremos sacando nuestra publicación para mostrar cómo este carbón no sólo sirve para adsorber colorantes, sino algunos metales”, adelantó.
Ante la posibilidad de usar este carbón a base de brócoli en afluentes de Hidalgo, explicó que se tendría que hacer un estudio con mayor cantidad a manera de prueba piloto, porque todas las pruebas han sido a nivel laboratorio.
Esto, subrayó la experta, no quiere decir que estén mal hechos, simplemente que están en cantidades bajas, pues en estos análisis de laboratorio utilizan, por ejemplo, 0.5 gramos del adsorbente y hasta tres mil partes por millón del adsorbato, lo cual es una concentración muy elevada comparada con la concentración del adsorbente, que en este caso es el carbón activado.
“Entonces, sí sería muy interesante hacerlo en un escenario más grande, en una prueba piloto, para después aplicarlo a nivel industrial”.
Sin embargo, la investigadora cree que este carbón activado puede ayudar significativamente a sanear el agua, sobre todo si se colocan donde se vierte todo el líquido residual de la industria textil, industria metalúrgica o minera.
Al menos, destacó, ayudaría a desechar el agua con mucha menor concentración de contaminantes, como los colorantes o iones metálicos disueltos en agua, los cuales son tóxicos no solo para los humanos, sino para plantas o animales que viven en cuerpos de aguas como ríos, lagos o lagunas.
El costo que implicaría hacerlo a nivel industrial lo desconoce, pero comentó que empezará a realizarlo en mayores cantidades, no a niveles industriales, pero sí usará más carbón activado y ocupará no solo brócoli, sino otros desechos industriales.
“Es importante resaltar que la aplicación del carbón la hemos hecho de manera estática, no en flujo continuo y ahora, es necesario probarlo en flujo continuo, que es lo que hace la industria, ellos desechan el agua a través de una corriente, no en un contenedor”.
Finalmente, Ana María Herrera González expresó que lo más interesante del trabajo, es que se realiza con desechos, con basura, que no tiene un costo alto.
“Lo costoso sería el suministro energético, eso es lo que cuesta, pues lo barato aquí es que no necesitas una fuente como la madera o hueso de animales, que es el carbón activado que se utiliza actualmente para crear el carbón”.
El carbón que las investigadoras hacen está hecho de desecho del brócoli y quizá sólo se requiera el traslado de la materia prima desde el lugar donde se siembre y se le corta la flor que es lo comestible, pero comparándolo con un carbón comercial, el costo se reduciría en un 90 por ciento