Vecinos de Tulancingo fueron objeto de asaltos y agresiones, tanto en Singuilucan, como en Tepeyahualco, municipio de Zempoala.
G. O.C., una de las víctimas, dijo que el miércoles, alrededor de las 00:30, junto con su papá y su hermano, se dirigían a la Ciudad de México (CDMX), cuando a la altura de Tepeyahualco, tuvieron que detener la marcha del automóvil en el que viajaban, ya que había piedras en el camino.
Justo en ese momento, dos sujetos los encañonaron y además de agredirlos, los despojaron del vehículo.
Refirió que justo cuando los tenían sometidos en el suelo, pasó otra camioneta y a los ocupantes, también, los interceptaron y corrieron con la misma suerte.
“Cundo nos sometieron y se fueron los delincuentes, no sabíamos dónde nos encontrábamos y como a hora y media de los hechos, encontramos una patrulla de la Guardia Nacional; pero no nos apoyaron como debe ser, se la pasaban enviando mensajes de WhatsApp”.
La víctima agregó que los oficiales solo permitieron que subiera una persona a la patrulla para realizar un recorrido.
“Mi hermano fue el que se subió a la patrulla y como a los 20 minutos regresaron. Nosotros no teníamos la manera de avisar a nuestros familiares lo ocurrido porque nos quitaron los celulares”.
Posteriormente a bordo de un camión cargado de estiércol fue como se trasladaron hasta el entronque Pitula y de ahí tuvieron que caminar varios kilómetros hasta llegar a la casa del hermano del entrevistado. Sin embargo, todo este último trayecto -refirió- lo recorrieron sin el apoyo de los oficiales.
El entrevistado, refirió que es una pena que ocurran estos hechos en plena autopista y que los delincuentes actúen con toda libertad y que las autoridades, en este caso la Guardia Nacional, dejó a los ciudadanos desprotegidos.
Por otra parte, Oziel O. relató que la madrugada del martes junto con su tío, se dirigían a Tulancingo, procedentes de la Ciudad de México.
Al llegar a la gasolinera de Singuilucan, bajó a un OXXO y adquirieron algunos productos, fue cuando llegaron cinco sujetos armados y comenzaron a despojar de sus pertenencias a los clientes.
“Fueron como dos minutos de terror; a mí me pusieron la pistola y me pusieron boca abajo. Luego un sujeto me pateó en el rostro y me quitaron mi cartera y un reloj”.
El agraviado. también expresó que había pocos clientes, sin embargo cuando estos se fueron advirtieron a sus víctimas que si los denunciaban, se los iba a cargar la chi… pues al fin ya los tenían identificados.
“Las cajeras se encontraban muy asustadas y escuché que se habían llevado 10 botellas y tres mil pesos en efectivo”.
Después, acudió ante el agente del Ministerio Público de Tulancingo, para denunciar estos hechos constitutivos de delito, a la espera de que este caso no quede impune.