Por Arturo Hernández Cordero

Uno de los temas más trascendentes en la política nacional durante la última semana, es la incursión en la política del renombrado actor, productor y activista conservador, Eduardo Verástegui, quien ha decidido registrarse ante el INE para poder aspirar a una candidatura ciudadana presidencial en las próximas elecciones de 2024.
Tras anunciar sus intenciones políticas, Verástegui comenzó a recibir muestras de apoyo por parte de figuras políticas y líderes de opinión de ideología conservadora, así como también por parte de líderes religiosos, adeptos al cristianismo y buena parte del electorado derechista del país.
Verástegui se presenta con un discurso disruptivo, ajeno a los discursos del populismo progresista que los líderes del PAN han adoptado.
Eduardo Verástegui ha ganado notoriedad con el reciente estreno de su producción cinematográfica “Sound of Freedom”, filme que denuncia la trata de niños y que busca concientizar a la población acerca de dicha problemática tan alarmante.
Sus posturas en contra de la ideología de género, a favor de la familia y su promoción recurrente de los valores cristianos, gozan de un gran calado en el sector conservador de la sociedad mexicana, sector que a día de hoy se encuentra sin representación política dentro de los partidos tradicionales y que de ninguna manera comulga con el izquierdismo pregonado por la candidata panista Xóchitl Gálvez.
Si bien, augurar un gran desempeño electoral para Verástegui en el 2024 es de momento prematuro y quizás improbable, su incursión en la política otorga representación a la fracción conservadora de la sociedad mexicana, y puede sentar las bases para el resurgir de la derecha mexicana en el transcurso del siguiente sexenio.
Pese a la hegemonía del discurso progresista, gran parte de los mexicanos son afines a los valores tradicionales, y la irrupción de un perfil político que habla de proteger las libertades individuales y a la familia, y se opone abiertamente a la ideología de género, tendrá consecuencias adversas para Acción Nacional, partido que desde ya puede irse resignando a perder el voto conservador de cara a 2024.

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