Resulta una vergüenza nacional y no puede haber otro nombre, lo que hemos escuchado de voz del ejecutivo federal y de quien fuera el Presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

Si bien no es de extrañarnos, lo cierto es que si de lamentarnos. No es posible que hoy sin ningun tipo de recato ni vergüenza, se jacte el poder ejecutivo de haber solicitado el apoyo al poder judicial para enmendar la plana de la fiscalía y evitar que los asuntos de su interés, no salieran contrarios a los mismos.

Peor aun que el propio ministro en retiro, sostenga que no es falso pero que se ha malinterpretado puesto que, si había comunicación, pero que se refiere a esa falta de impunidad.

Parece verdaderamente insensato de quien fuera ministro señalar ello puesto que, si existe impunidad o no, es una cuestión de seguridad nacional que en nada le compete y si existió algún tipo de comunicación extraoficial, por supuesto que ello se llama imparcialidad y un atentado a la autonomía judicial.

La esencia misma de la división de poderes es no permitir que el interés de quien ostenta un poder o incluso el interés de un poder, impida que la Constitución o la norma prevalezca.

En tal sentido, si aquello que a través de una comunicación extraoficial o incluso de una colaboración, como se sostiene tuvo la finalidad de beneficiar a un poder en un asunto de Estado, no solamente deja en tela de juicio la justicia mexicana sino la entereza y la imparcialidad de nuestros órganos jurisdiccionales.

Lo anterior en virtud de que, sin importar el asunto ni la trascendencia que pueda tener para el poder ejecutivo, debe actuarse con apego a derecho y si la Fiscalía fue omisa o incluso ineficiente, la justicia debe prevalecer aun y sobre el propio gobierno. Esto es un verdadero Estado Constitucional de Derecho.

juanfer_lm@jfg

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