Los recientes hechos violentos ocurridos en el estadio Corregidora de Querétaro, marcaron un precedente que de lo deportivo, se convirtió en un tema social, el cual ha generado el repudio de aficionados y no aficionados, debido a las crueles imágenes derivadas de la reyerta entre aficionados de los Gallos Blancos contra los Zorros del Atlas.
En Hidalgo y específicamente en Tulancingo, la violencia en el deporte ha llegado a extremos, que incluso son saldos rojos.
El 9 de octubre de 2012, la riña en un partido de beisbol entre los equipos Orioles de San Bartolo y San Antonio el Desmonte, en la cancha ubicada a la altura de la Casa de la Tercera Edad, de la colonia San Antonio El Desmonte, en Pachuca, dejó como saldo dos personas muertas, un hombre y una mujer, así como varios lesionados. Los hechos se registraron luego de que, al parecer, varios participantes ingirieron bebidas alcohólicas.
En Tulancingo, el 6 de noviembre de 2016, el árbitro de la Liga Distrital Víctor Trejo Álvarez, murió a causa de un cabezazo que le propinó Rubén “N” por sacarle la tarjeta roja.
Lo anterior, se suscitó en la cancha “Amigos del Balón” y aunque el presunto asesino fue detenido en febrero de 2019, actualmente se encuentra libre.
El hermano de la víctima, en entrevista, dijo que existió lentitud por parte de las autoridades para actuar contra este sujeto, por lo que tuvo todo el tiempo para escapar.
Sobre la violencia en eventos deportivos, ya sean canchas o estadios, algunos entrevistados, aficionados o no, mostraron su indignación ante lo que sucedió el pasado fin de semana.
Coincidieron en señalar que las autoridades correspondientes deben tomar cartas en el asunto, ya que, por lo menos, en el partido entre Gallos del Querétaro y Atlas, la situación se salió de control.
Además, expresaron que hace falta mayor seguridad en los estadios y que la violencia no es un tema exclusivo del deporte